Ayer, Día de Todos los Santos, o de los Muertos, por motivos de homenaje a
Josep Anselm Clavé (algunos ya sabéis que combino fotografía y canto coral, como Manolo) fui al Cementerio del Poble Nou, donde se encuentran diversas joyas de la escultura funeraria, internacionalmente reconocidas.
Una de ellas es una cruz céltica
La segunda es una muestra de la muerte tranquila, neoclásica, lejos de connotaciones pesimistas. Natural, en una palabra
Y la tercera es una pieza conocida mundialmente porque se expuso una fotografía en un concurso internacional de fotografía en Berlín: el beso de la muerte