Una tarde que nos bajamos al parque a jugar y nos llevamos las cámaras, no se porqué, pero los padres siempre acabamos sentados en un banco.
Yo le hice algunas fotos tipo retrato, pero no salieron bien, tal vez porque la modelo tenía más ganas de disparar ella que de posar. La cuestión es que le dejé mi cámara y para que experimentase con la longitud focal le obligué a que no moviera el zoom y desde una distancia de unos cinco metros fuera dando pasitos y acercándose mientras disparaba.
Con ello notó que cada vez se ve menos trozo y que la lectura de la apertura iba variando.
Cuando estuvo a la distancia adecuada hizo esta foto, que aparentemente está quemada, es cierto, esta bastante sobreexpuesta, pero eso permite que su reflejo en mi ojo se vea correctamente expuesto para mi corta entendedera.
Simplemente, a mi me gusta esta foto que me hizo me hija.