El otro día, en un estado mental mezcla de rabia, incomprensión y rebeldía, envié una atenta nota al servicio de atención al cliente de Colorvisión. Al día siguiente (¡cuán grande sorpresa!), un tal Stefan Zrenner me contestó, interesándose por mi (nuestro) problema, y solicitándome más datos (pienso que, en el fondo, lo dejé acojonado...). Yo, por mi parte, en un acto de diligencia sin igual, le envié todo y más de lo requerido y, en este momento, espero respuesta de ellos; ¿por cuál de los cerros de Úbeda me saldrán?