En la cercana estación invernal de Artouste se halla una atracción turística que tiene bastante éxito en los meses fuera de la temporada de nieve. He visitado en muchas en ocasiones esta estación, tanto para esquiar como para hacer el recorrido con su pequeño tren y la última fue la semana pasada. Con algunas fotos he creado un reportaje que espero sirva para mostrar la belleza del entorno y el punto dulce de mi objetivo que ya pensaba desaparecido.
A la base de la estación se accede por un teleférico de cabina ya un poco ajado pero que cumple su propósito a la perfección.
Ya arriba haremos uso de la vieja vía de vagonetas que se usó para la construcción de la represa del ibón de Artouste.
La vía recorre en 20 minutos los paisajes del Soussoueou y la velocidad del tren es lo suficientemente lenta como para permitir hacer fotos sin temor a la trepidación lógica del traqueteo del tren.
En algunos tramos la verticalidad del barranco es patente, sobre todo para quienes van sentados en el asiento exterior.
En unos diez minutos a pie, llegas al ibón. Siempre me sorprende comprobar el azul de las aguas de un ibón, es como si el mar hubiera escalado las montañas para inundar sus viejos circos glaciares.
Las construcciones relacionadas con la gestión de aguas es una constante en todos los ibones represados del Pirineo y aunque en los últimos años se ha intentado minimizar su impacto ambiental, no es difícil encontrar restos de hormigón, conducciones de agua, suelo de antiguos barracaness, etc.
De las inmediaciones del ibón salen multitud de recorridos que hacen las delicias de los aficionados al senderismo y a la alta montaña.
Espero que al menos os resulte un lugar interesante.