El martes pasado me decidí a sacar de paseo a Colegota, así, sin las vacunas al día y suelto (¿o era yo el que tenia que vacunarse y salir con bozal? bueno, lo que sea).
Pues eso, que sin encomendarme a ningún santo me lancé al monte a hacer fotos con semejante cabra, y digo cabra por que se pasó medio día haciendo equilibrios en cada roca, tronco o lugar peligroso que encontraba.
Tras eso me demostró que eso de "no, yo no soy macrero, yo puedo dejarlo cuando quiera" es mentira, cosa enana que veía, cosa que afotaba.
Hace como que afota más cosas, pero como yo no he visto nada, de momento no se si creerle...
Tras unos 300 metros, o 3000 metros, o lo que sea, entre los muros de un antiguo refugio, el gran Colegota se sentó a descansar un poco. Bueno vale, no era descansar, era a comer algo.
Y finalmente me lanzo "la mirada sessina", dándome a entender que hay más cosas en el campo que afotar, que ya me valía.
Ale, que sigue vivo, pero está raro, en el restaurante se dejó la mitad de las albóndigas.... bueno, es que nos pusieron comida como para siete, con decir que no me termine mi arroz con leche, y eso que estaba de rechupete....