Las cosas son como son. Quede claro.
Pero después de un tiempo, poco, en esto de la fotografía, he llegado a la conclusión, al menos momentánea, de que no pasa nada por modificar la realidad estética de las cosas.
En un principio, tenía la obsesión de plasmar esa realidad sin alterarla, en la creencia de que la utilización de procesados constituia un fraude. Pero no, ahora intento que el objeto fotografiado tenga la apariencia final que más me guste. Con unas normas básicas, claro, tales como que el cielo tendrá que ser azul y no verde o la hierba verde y no roja. Pero nada más.
No creo que la cosa vaya más allá. Pienso que una mujer seguirá siendo la misma mujer después del "procesado" del maquillaje y el carmín en los labios. Eso sí, estará más guapa. Pues de eso creo yo que se trata...
Y tú, ¿qué opinas?
Saludos.